José Manuel de la Torre perdió la cordura en su área técnica. El hasta anoche entrenador de la Selección Nacional, con el rostro descompuesto, terminó de evidenciar su impotencia pateando la banca en la que sufrió la eliminación de la Copa Oro ante Panamá, combinado que superó 2-1 al Tricolor y que se enfrentará a Estados Unidos en el duelo por el título de la Concacaf.
El todavía seleccionador nacional no cambia su discurso. A pesar de quedar eliminado, aseguró que él tiene contrato firmado “por un ciclo completo” y que el objetivo principal “es la calificación al Mundial”. Si bien no dio margen para pensar en dejar su cargo, el entrenador del Tricolor aceptó que se quedaron “muy cortos” en un torneo en el que debieron colarse a la final.
Finalmente, De la Torre, tras ser cuestionado sobre por qué se fracasó, mencionó: “No alcanzamos el mejor nivel individual y colectivo. Aspirábamos a mucho más”. Si bien el técnico nacional destacó que tiene un contrato firmado, aceptó que una probable salida de su cargo no está en sus manos, aunque sentenció: “Mi continuidad está en manos de quienes me contrataron”.
La imagen del Chepo, vociferando palabrotas y desquitando su coraje con el asiento de la caseta en la que observaron él y sus futbolistas suplentes el partido, se presentó tras el gol que dejó fuera al cuadro nacional y que puso en peligro su continuidad. Pero anoche, De la Torre no paró de sufrir y molestarse por lo que veía en el terreno de juego, sitio en el que en esta ocasión su equipo no pudo imponerse a su rival sin mostrar su mejor nivel, como había sido en los duelos anteriores.
Fue antes del primer cuarto de hora cuando la Selección comenzó a complicarse el partido. Alejandro Castro no pudo controlar una pelota en zona de seguridad, situación que aprovechó Alberto Quintero, volante que habilitó a Blas Pérez, atacante quien sin dudar fusiló a Jonathan Orozco con disparo violento a primer palo. Ahí, vino el primer coraje de José Manuel, quien endureció el rostro que instantes después lució desencajado.
A pesar de las imprecisiones ante unos panameños que mostraban confianza y un estilo definido, Chepo pudo sonreír, por lo menos en una ocasión, cuando Marco Fabián hizo una jugada individual por el pico izquierdo del área para luego mandar servicio que Luis Montes mandó a las redes con un remate de palomita. El entrenador mexicano festejó, miró su cronómetro y, tras ver que corría el minuto 25, se ilusionó con dar la vuelta y llegar a la final, instancia que fue marcada como una obligación desde enero.
Pero no. Tras la igualada del futbolista de León, El Tri volvió a ser víctima del nerviosismo, de las imprecisiones y del empuje de su rival, que en la primera oportunidad que tuvo, en una pelota parada, selló su calificación a la final. La acción llegó en un tiro de esquina. Panamá movió la pelota, Joel Huiqui aflojó en la marca y permitió que Román Torres rematara a placer con la frente, solo frente a las redes.
Luego de recibir el segundo tanto, a pesar de que tenían 30 minutos por delante, los mexicanos fueron incapaces de empatar el marcador y provocaron que su entrenador se cansara de hacer rabietas y se marchara al vestuario con el rostro lleno de tristeza y frustración, sabiendo que sus días al frente del Tricolor pudieran estar contados tras concretar otro fracaso.