La mejor manera para homenajear a Christian Benítez era con goles y su América le cumplió. El hombre gol de las Águilas de los últimos tres torneos se marchó para siempre, pero su recuerdo se mantendrá vivo en esta generación de jugadores que junto a él alcanzaron la gloria en el Clausura 2013. Cuando se hable de ese América campeón, se hablará, sin lugar a dudas, del América de Chucho.
Y aunque el Azteca ya no volverá a vibrar con sus anotaciones, este recinto mantendrá en su memoria histórica cada una de las jugadas y los goles que el ecuatoriano le brindó a Las Águilas. Hoy Chucho se ha convertido en una leyenda que siempre tendrá en este estadio su templo de inmortalidad.
El triunfo de 3-0 sobre el Atlas vino a coronar un homenaje que inició con la gran respuesta que tuvo la afición para casi llenar el Azteca. La gente acudió al llamado de su equipo con pancartas, playeras e imágenes que recordaban a Christian Benítez, y cualquier momento era el indicado para soltarse a corear el nombre de quien se marchara como un ídolo azulcrema.
En la cancha la historia comenzó muy floja. La carga emotiva que encerraba este duelo tapó las falencias con las que arrancaron ambos equipos. América estuvo muy alejado de la intensidad que mostró en los primeros minutos ante León, y fue un equipo con poca profundidad. En tanto, Atlas se limitó a esperar con sus líneas bien definidas.
El partido era frío y sin emociones, como si de manera inconsciente se dejaran todos los reflectores hacia el homenaje a Chucho. Al minuto 11, tal como se había promovido, el Azteca retumbó a coro con el nombre de Chucho, acompañado de los aplausos de los más 80 mil aficionados presentes en el estadio.
Esta muestra de júbilo y cariño tardó más de 15 minutos en contagiar a los jugadores. Al 27’ Atlas se animó, pero América no permitiría que le arrebataran el protagonismo y por eso en un contragolpe Luis Mendoza se metió hasta línea de fondo y sacó un centro a la llegada de Narciso Mina, quien conectó un sólido cabezazo que dejó sin oportunidad de Miguel Pinto.
En ese momento inició el verdadero homenaje a Benítez, pues la tribuna reventó de nueva cuenta en un monumental vitoreo hacia el ex delantero. Se podría decir que fue gol de Mina, pero con esencia de Benítez, por eso los jugadores se adorrilaron y apuntaron al cielo.
Atlas intentó meterse al juego, pero lo más cerca que estuvo fue en un centro al área que Matías Vuoso le bajó a Omar Bravo y éste mandó su disparo a la tribuna.
En el segundo tiempo imperó por momentos la misma pasividad de los primeros instantes del partido. Los rojinegros buscaban el empate y el América una para sentenciar. Fue así que al 68’, las Águilas encontraron el segundo tanto, esta vez obra de Raúl Jiménez, quien con un derechazo cruzado venció a Pinto.
El gol derrumbó a Atlas y motivó al América que al minuto 75 cerraría la goleada con un tanto de tiro libre de Rubens Sambueza. El equipo azucrema parecía insaciable y buscó un gol más, pero éste no llegó debido a los yerros de los delanteros, como Luis Gabriel Rey, quien con pocos minutos en la cancha tuvo una inmejorable oportunidad.
Al final, el cometido estaba cumplido. El campeón se presentó ante su gente con una contundente victoria, llevando en el brazo derecho la bandera ecuatoriana y el nombre de aquel delantero brilló con este equipo.
De Christian Benítez quedarán los goles, los números, las estadísticas y los trofeos que acumuló a lo largo de sus 27 años de vida como un legado. Pero lo más importante es que quedará su recuerdo en los aficionados que tuvieron la oportunidad de verlo jugar. De un Azteca que nunca dejará de ser la casa de Chucho.